Poesía De(tras) de la puerta
1ra edición
Poesía
20 Minutos
Muestra colectiva de los textos de las editoras de TRAS, nuestro primer ejercicio de reivindicación empieza con noso(tras) pues hemos construido un hogar para las le(tras).
¿Y si nunca más me escribes?
Me enamoré de tu nombre
en mis notificaciones.
Los minutos que cronometraba
antes de responderte
fueron el preludio
de las horas que me obligo
a ignorar esta necesidad de buscarte.
Que el tiempo,
la terapia,
los libros,
las amigas,
el ejercicio
la distancia
y el buen juicio
no sana.
Posguerra
Lo único que sé de la revolución es que necesito vivir una.
Crecí con la palabra "democracia"
colgada arriba de mi cuna
Y el arrullo del exilio
contando remesas.
Me dijeron que ya no había nada por que pelear:
Firmamos la paz. Niña, los jóvenes no saben de historia.
Pero nadie me explica por qué las ventanas todavía tienen barrotes.
Heidy Isabel Hernández
I
Las ficciones muestran
el final de la caverna;
adormecen la rabia
de los insectos
y los silencios.
Incómoda yo,
incómodas nosotras
garabateamos el muro,
mordimos la seda
y escupimos la paciencia.
Ruidosa yo,
ruidosas nosotras
luces nocturnas,
canto de ballenas:
la caverna ha quedado atrás.
III
Ese momento nocturno,
el más oscuro de la noche,
lleno de gotas suspendidas
en cercas invisibles
que detienen a gigantes
que buscan duendes
o tal vez una banqueta donde dormir...
El lapso de silencio
cuando el viento duerme
y el palpitar busca el ritmo
de grillos asustados:
justo segundo nocturno
en el que nace una poeta.
Marian Godínez
Mujeres sin maquillaje que tocan la tierra y poseen un ruda mirada.
Esas que toman las calles de día/ de noche/ de tarde/ y de madrugada.
Mujeres que saben más que todos los que dicen saber.
Esas que deciden por su maternidad
o que no buscan ni quieren casarse.
(Faros en medio de la ciudad)
Mujeres que hablan/ gritan/ escuchan/ y tienen orgasmos de vez en cuando;
aquellas que no temen a las fronteras
y no les da miedo tocar la piel anónima en un atardecer cualquiera.
Mujeres sin maquillaje:
naciendo/ creciendo/ reproduciéndose/ saliendo de sus casas
cada día más/ y más/ y más ...
De curvas
La historia de las mujeres es una larga curva formada por
Abuelas
Esposas
Viudas
Mujeres
A veces
Madres
A veces
No.
Larga y curva historia que nutre la vida
de unas
de otras
de ellas:
tejidas de curvas con historia.
Ana Grace Alfaro
Prioridades
Antes: zapatos, comida en la mesa,
jamones, calamares, cerveza,
ir al gym, ropa bien lustrada,
repisas ordenadas,
trastos brillantes, tazas de peltre,
misa los domingos,
almuerzo los domingos,
visitas los domingos,
sexo los domingos.
La otra semana:
tal vez un churrasquito,
una cuenta corriente,
paredes de blanco,
y acaso después...
Después de los datos,
los zapatos,
el sexo,
la comida,
la cuna,
los papeles,
las botellas,
los motores,
los botones,
los marbetes,
la televisión,
después...
un poemita cualquiera.
(A)dios
Busquemos a Dios, propusiste;
en plural y acunando la esperanza entre tus manos.
Busquemos a Dios.
Como si se buscara,
como si alguien pudiera encontrarlo,
Busquemos a Dios.
Me invadió un frío terrible,
y la profunda certeza
de estar siempre sola.
Busquemoslo
¡Qué amable propuesta,
condescendiente,
perversa,
utópica!
Sonreíste
-parecía que sonreías-
y pensé que a los treinta
hacía mucho que habías dejado de ser un niño,
pero me ofreciste una búsqueda
que creíste simple,
como las del tesoro entre las flores de la abuela.
Y también alcancé a sonreír
-parecía que sonreía-.
¿A Dios?
No pudiste invitarme a bailar esa noche,
llevarme a un café,
y amenazarme entre nuestro silencio:
Te traje para terminar este pastel entero.
O tal vez entregarme un cuchillo
y ofrecerme tu hígado para verlo de cerca.
Me ofrecías a Dios,
la posibilidad de su encuentro,
no la divinidad.
Era todo el amor, creador,
no hablarlo
no hacerlo
no sentirlo
¡Ah, Dios!
Entendía el amor
te amaba sin pretender entenderlo.
Tampoco pude,
no quise,
rechazar la propuesta;
desde la experiencia católica:
una blasfemia infructuosa,
igual de inútil.
A Dios...
llevado en el llavero
¿Siempre lo tuve?
¿O lo perdí?
Lo extravié sin saberlo.
Mientras flotabas extasiado
-encantado en tus dudas-
me despedí de ti
-aferrada a mi arena y a mi Dios-
en la orilla.
Quizá algún día,
si lo encuentras,
me dejes saberlo.
Fernanda Sandoval Ayala
Contradicción
Deja de quererme,
arranca de ti mi recuerdo
y bórrame de tu memoria
Deja de quererme.
Que sea un torbellino
aquel que barre de golpe toda emoción.
Finge que no existo por una noche, siquiera.
Anula todo ese sentimiento de tu corazón
y parte en dos nuestra promesa.
Aniquila cada amor fructífero que nace
en ti para mí.
Deja de quererme:
disuelve esta devoción que habita en tu centro
ahí donde yacen nuestras almas al unísono.
Deja de quererme:
haz que se despidan nuestros instantes favoritos
donde somos uno mismo.
Deja de quererme condicionado a que sea solo por esta noche.
Mañana…
Mañana vuelve a quererme con fervor.
Entre la aurora y tus labios, nómbrame.
Con el sol naciente, regresa.
Queriéndote como el primer día, estaré.
Sonríe
Sonríe: escapaste de ese lugar sin salida;
el que te llevó a pensar que no lo harías.
Ahora eres la libertad de la calma.
Respira hondo las despedidas necesarias
con los recuerdos reunidos
llenos de la nostalgia que te acompaña.
No duelen,
hoy no duelen:
pedacitos de lluvia
pedacitos de playa construida en torno a ti
alrededor de tu emancipado corazón.
Sonríe a la calma
mientras el camino trazado en las líneas de tu piel
se disfruta en la comisura de tus labios.
Siente cómo crecen y se expanden los surcos
infinitos en la libertad de amar que tienes ahora.
¡Sonríe, mujer guerrera!
Forjado está el destino con el día a día de tu vida,
porque has caminado por el sendero del desapego.
Ahora que amada eres:
—como nadie antes
como nadie después—
¡Sonríe, mujer ganadora!
El fuego del amor propio habita en ti.
Virginia Wong
Secreto
Me gobernó la remembranza de lo que fui:
un secreto aislado.
Me invadió el recuerdo de lo que no dejo de ser:
un secreto silenciado.
Me conquistó la idea de lo que siempre está presente:
un secreto olvidado.
Mis ojos color tristeza no se quitan la máscara
que los mantiene en las sombras
Son mis brazos o la risa olor nostalgia
que gritan por el rincón escondido de una vida decente
Son los pares de mi cuerpo que no aprenden a abrazar la soledad vacía,
ansían la presencia de quien se avergüenza
por la aventura que significa decir mi nombre
en una oración con sentido de compromiso.
Me gobierna lo que fui:
secreto constatado.
Me invade lo que soy:
secreto resguardado
Me conquista lo que seré:
secreto.
¿Quién?
Nadie me habló de la soledad con compañía
de un directorio con nombres
sin una palabra de consuelo.
"Sal de tu cama", dijeron
a modo de solución terminal para un alma en pena.
Estoy en la orilla de un abismo
que construí
y no hay quien sostenga el extremo de mi cuerda.
La oscuridad grita que la amarré al árbol muerto
en representación a mi vida
para perderla como vivida.
Nadie habló que la soledad en compañía:
letal como última cena de una presa de vida.
Solo me sostengo de recuerdos
de risas que ya no siento mías
de estabilidad que hoy es ausencia
con el golpe de realidad
de una que en el vacío se reconoce.