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¿Qué nos ofrece un nuevo ciclo?

La naturaleza marca con mucha sabiduría los cambios en nuestra vida. En el último ciclo del año celebramos la muerte y con ella llega el reposo y la calma. Un momento para reflexionar y descansar. ¿Qué nos dejó el ciclo que recién terminó?

Desde Francia, nos recordó que el abuso existe desde los círculos más íntimos, como lo expuso Gisèle Pelicot a través del caso tan monstruoso en el que su “esposo” la drogaba y prostituía. Mientras que varios “hombres” participaron en estos encuentros sexuales. Este caso nos hizo reflexionar sobre la enorme prepotencia machista que hay sobre el consentimiento y la decisión de la mujer. Debemos convertir la palabra no en un arma poderosa para cualquiera de nosotras. 


Crédito, Portada Vogue
Crédito, Portada Vogue

Gisèle nos dejó una lección de dignidad; la vergüenza es de los abusadores. Ella, sin quererlo, se ha convertido en una inspiración y en un símbolo para todas. Merci Madame Giséle, que le temps vous aide à guérir et à avoir la vie que vous méritez.


Estados Unidos nos recordó que un hombre con discursos racistas, sexistas, machistas y misóginos es mejor que una mujer. También nos enseñó que los discursos religiosos y fundamentalistas seguirán teniendo fuerza porque promulgan valores bendecidos por un dios que castiga a quienes cuestionan, que en su mayoría son activistas: mujeres, integrantes de la comunidad LGBTIQ+, migrantes, periodistas y operadores de justicia.


Donal Trump supo vender, manipular y engrandecer el poder del hombre blanco, convenciendo a un grupo de personas tristemente aspiracionales a ese poder. Desde Guatemala, fuck you donald trump.


Guatemala, nuestro lastimado país, por su lado, también nos recordó que un “médico” de una familia con una alta posición económica puede ser negligente, descuartizar y desaparecer a Floridalma y decir descaradamente una mentira sin recibir consecuencia.


Todo el año vimos alertas de mujeres, jóvenes y niñas desaparecidas donde desconocemos su paradero. No sabemos quiénes murieron víctimas de violencia sexual o doméstica. También ignoramos si son explotadas, abusadas o abandonadas. La impunidad está dejando a cientos de familias mutiladas. Debemos alzar la voz. No es normal que una mujer desaparezca y que a nadie le importe. ¿Qué clase de sociedad somos?


Este país nos demuestra que un sistema liderado por hombres busca silenciar a las mujeres que cuestionan, hostigando a Virginia Laparra, Ligia Hernández, Andrea Reyes y Sonia Gutiérrez Raguay (quien además del machismo se enfrenta al racismo). Es una inspiración que permite tomar los espacios negados a las mujeres indígenas y que tantas niñas sueñen con ser diputadas y ocupar puestos en la política. Por eso y más, matiox diputada Sonia.  


Por el contrario, México nos dio esperanzas a través de la presidenta Claudia Sheinbaum. En su hermoso discurso resaltó: 

Hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México, desde diferentes trincheras. Y también sabemos que las mujeres podemos ser presidentas. Y con ello, hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta, con A al final, al igual que abogada, científica, soldada, bombera, doctora, maestra, ingeniera con A. Porque como nos han enseñado, solo lo que se nombra existe. 


Espero que la presidenta demuestre su potencial y pueda callar a tanto hombre que cuestiona su capacidad de liderazgo. 

Mi país, además del enojo por la misoginia y el machismo, me llevó a conocer y compartir con mujeres maravillosas en diferentes espacios: en centros culturales, en el trabajo, en la cotidianidad, en clases, con un café de por medio, a través de una pantalla o de un libro. Pasé el año rodeada de mujeres valientes con sed de aprender, rebeldes, vulnerables, fuertes y diversas.


Confirmé que el feminismo le ha dado un sentido a mi vida, me ha llevado a crecer, a no callar, a compartir con otras mujeres para evitar injusticias y a luchar por todas y por mí. 


Este nuevo ciclo se asoma como un nuevo camino donde volveremos a recorrer injusticias, pero con la convicción que es necesario incomodar al sistema. Seguiremos abogando por nuestros derechos; compartiendo, forjando nuevas redes para ser las mujeres que queremos ser. Que en este nuevo ciclo la indignación nos motive, que no dejemos la ternura y que rompamos lo que nos limita. Construyamos desde nuestros espacios todo lo que merecemos ser y tener. 


 

Carla Natareno: Licenciatura en Ciencias de la Comunicación con especialización en literatura y filosofía. Diplomado en redacción de género y en Cuerpos, erotismos y sexualidades.

Trabajó como periodista cultural y como editora en Siglo 21 y Prensa Libre, respectivamente. También se ha desempeñado en el área de relaciones públicas en Filgua (Feria Internacional del libro en Guatemala) y Muestra de Cine Internacional Memoria Verdad y Justicia, y como coordinadora de la biblioteca de Fundación Paiz, la cual era especializada en arte y literatura. También ha impartido cátedras de literatura y género en diferentes centros culturales. 

Actualmente, colabora como correctora externa de la Unidad de Lingüística de la Universidad San Carlos de Guatemala, revisando tesis de licenciatura y maestría, también con Sophos liderando el club de lectura sobre temas de género e impartiendo cátedras de literatura y género en el Fondo de Cultura Económica. 

 



 
 
 

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